Hístoria de las vias ferratas

Los primeros equipamientos datan de 1843, sobre la vía normal del Hober Daschei (2996 m) en Austria. Otros equipamientos siguieron en 1869 en el Grossglockner, la cima más alta de Austria (3776 m), y a principio del siglo XX el equipamiento de la arista oeste de la Marmolada, equipada por los clubes alpinos austriaco y alemán, marca el verdadero nacimiento de las Vías Ferrata.El término "Vía Ferrata" viene de Italia, país donde precisamente surgieron estos itinerarios. Fue en las Dolomitas, durante la Primera Guerra Mundial, donde aparecieron los primeros itinerarios a manos de los militares de ambos bandos de la contienda (austriacos e italianos), con el objetivo de conquistar lugares estratégicos elevados para utilizarlos como observatorio militar en el traslado de tropas, vigilancia del enemigo y observatorios artilleros.Para alcanzar las cumbres de las escarpadas cimas de las Dolomitas, los militares emplearon mucho tiempo y esfuerzo en la colocación de escaleras, cables, puentes, pasarelas, incluso excavaron túneles. Una vez finalizada la Guerra, el ejercito se encargó de ellas durante una temporada, pero finalmente las Vías Ferrata sobrevivieron gracias a la colaboración de "los Amigos de las Dolomitas", asociación que desde entonces se encarga del mantenimiento de estas rutas (en las Dolomitas).
Podemos dividir la evolución de las Vías Ferrata en varias etapas:
En una primera etapa sirvieron como acceso a puntos estratégicos militares como ya hemos dicho y como consolidación y aseguramiento de vías normales a grandes cimas.
En una segunda etapa de entre guerras se procedió a su mantenimiento como parte de un patrimonio militar.
En una tercera fase aparecieron nuevas vías de altitud de corte turístico.
Por último, la proliferación de Vías Ferrata deportivas de baja altitud para uso deportivo y turístico.
Las Vías Ferrata son un fenómeno marcadamente europeo, de hecho, la mayoría de estas se sitúan en su territorio. Pero existen marcadas diferencias entre unas zonas y otras. Así, las vías italianas de las Dolomitas tienen un marcado carácter alpino, son muy largas y su equipamiento tiende a ser más de seguridad que de progresión (hay de todo). En cambio, en su vecina, Francia, la tónica general es de rutas más cortas en zonas más bajas que recorren paredes por lo general más escarpadas sin perseguir la cima de una montaña, es decir son de un carácter más deportivo y lo mismo podemos decir de Andorra, donde en los últimos años han proliferado de forma espectacular este tipo de recorridos.
La diferencia entre unas y otras zonas, incluso entre vías relativamente próximas viene marcada también por la etapa en la que se creo la vía, siendo las más antiguas los típicos recorridos alpinos en altitud y largas, y las más modernas tienden a ser más cortas, a menor altitud, mejor equipadas y algo más difíciles, ya que su carácter es más deportivo. Aunque desde luego hay vías de todo tipo, tanto en Francia, Italia y el resto de países del marco alpino.